sábado, octubre 23, 2010

PROCURO OLVIDARTE

No me acuerdo cuando fue exactamente, pero te vi, pasando por uno de los pasillos de nuestra Universidad, de nuestra casa, de nuestro sitio, de nuestra cómplice o mi cómplice de tantas cosas tan prohibidas como hermosas y apasionantes. Y te vi, hermosa expresión de juventud, frescura, canela y esbeltez, "tal y como el doctor me recetó". No sabía ni tu nombre pero todo eras ya para mí, al despertarme, al comer, al trabajar, al leer, al masturbarme, al vivir...
Y luego estuviste a mi lado, unidos por ese puente dulce y amargo, sólido y débil que se llama cerveza, por ese yugo que tan fuerte nos ata y tan fácil nos separa. Y te tocaba, te robaba un beso, te decía una y otra vez que te amaba, que te amo, que te deseaba y te deseo... y tú, ¿qué culpa tengo? Y te seguí buscando, y te seguí queriendo, volviste a ser mi recaída, esa recaída que tanto añora y sufre el adicto, esa recaída maravillosa que me hace llorar y reír, retorcerme de dolor así como saltar de alegría.
Pero, y ahora qué, nuevamente a lo mismo, nuevamente a comprobar que solo el puente cruzar te interesa, para luego siempre a través de él volver a donde perteneces, a la otra orilla de ese río que se llama tu vida, la sociedad, tu familia, la cultura... a la otra orilla desde donde me ves y desde donde a veces ni si quiera me permites verte.
Y ya está, otra vez, nuevamente ¿cómo te olvido?, cómo hago para sosegarme, para volver a recuperarme de esta recaída, cómo hago para curarme de este mal que no me deja.


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