martes, enero 25, 2011

¿POR QUÉ SIEMPRE LA MISMA PIEDRA?

Hace unos días leía algo en un blog, las características de aquellas personas gay que nos enamoramos o empecinamos o involucramos con héteros. A mí, me ha pasado más de una vez, y pese a que sé que no debo hacerlo, sé que debo evitarlo, siempre vuelvo a "tropezar con la misma piedra". No puedo olvidar que lo más saltante de ese artículo era "baja autoestima"; si es así, pues yo no debo tener nada de autoestima... ¡¿tan mal estoy?!
Es que la verdad no sé explicarlo, ahora mismo estoy "prendido" de unos de esos especímenes que nos hacen perder la autoestima. En los días previos al Año Nuevo, en Navidad, decidí dejarlo, no buscarlos más, no seguir con este absurdo porque sí que lo es. Pero cuando me busca, "me timbra" (para que lo le devuelva la llamada porque él es incapaz de gastar un centavo llamándome), o me envía un mensaje vía Internet, pues simplemente se me olvidan mis buenas intenciones y "vuelvo a él", a cometer la estupidez de decirle consecutivamente que "lo amo" y él "ajá... ya".
Hoy me enteré por un amigo que él hizo comentarios poco agradables hacia mi persona ("el cabro", "voy a sangrarlo" y cosas así)... me dolió y fastidió mucho y de inmediato me acordé de mis buenas promesas de Año Nuevo, aquellas que no cumplí y que si las hubiese concretado de hecho no estaría pasando este mal momento.
Realmente no es que me duela y esté hecho un mar de lágrimas, pero sí que estoy como atontado y pensativo... cuando estaba por escribir esto me "timbró" y no sé qué hacer.
Me acuerdo ahorita mismo que han habido ocasiones en que su comportamiento era "tan lindo" (jajajaja, ¡qué mariconcito!), pero eso ya no debería desviarme de mi "correcta" intención de dejarlo. No sé qué hacer o no sé cómo hacer esto, pese a que es una piedra más de las tantas, debería ya tener experiencia, haber aprendido la lección, "gestionado el conocimiento" y no volver a cometer el error, pero no...
A cuántos les ha pasado esto, ¿tan poco no queremos para seguir siempre tras los pasos de un hétero?, ¿qué nos pasa?

lunes, enero 10, 2011

QUIEN FUI, QUIEN SOY (Parte I)

Siempre me pasa lo mismo, cuando tengo algún problema emocional (casi siempre), tengo ganas de entrar acá y escribirlo todo, pero no sé porqué no siempre lo hago, porque pese a que definitivamente es algo que me ayuda, seguramente por pereza, desidia, apatía o quizá incluso vergüenza, no lo hago y dejo que pase y pase el tiempo.

Ahora, que no estoy ni bien ni mal emocionalmente, quiero recordar (me) con estas líneas quien fui, cómo es que me hice, y tal vez así dentro de algún tiempo, si vuelvo a leer esto, pueda hallar una explicación a lo que ahora soy y a las grandes dificultades que no dejo de tener en la vida.

Soy gay (homosexual), desde siempre (y ni acá lo he escrito hasta este momento, lo que puede significar el primer problema). Recuerdo que cuanto era un niño, inducía de alguna manera a los niños a mí alrededor a jugar lo que yo quería, me alucinaba una cuasi “chica policía”, por ejemplo. En esa época estaba muy de moda Los Ángeles de Charlie, y (ahorita me río), mientras jugábamos a malos y buenos, yo era de los buenos (las buenas), mientras todos jugaban pensándose el hombre nuclear o algo por el estilo, yo me alucinaba una de las tres chicas de Charlie. Era feliz con eso… y ellos seguro se daban cuenta, pero no lo decían, quizá por su inocencia de niños, quizá por miedo, quizá por extrañeza. Me da un escalofrío admitir que entre el grupo estaba siempre mi único hermano, menor que yo solo 1 año y meses. Estoy seguro que él sufría, él se molestaba, él estaba rabiando por dentro.

Y llegó la escuela primaria, y era el mejor de todos en notas, muy brillante, me iba bien en todo: matemática, lenguaje, etc. Tenía mucha facilidad desde muy niño para aprender y hacer todos los cursos escolares. Era la segunda mitad de los setentas, ufff, si, es que ya casi cumplo 40. Eso me hizo bastante popular entre ellos, es que socialmente, además, yo estaba algún escalón más arriba, porque era una escuelita en que la mayoría eran niños de condición muy humilde, y yo pese a que no era adinerado, la pasaba bastante bien con los sueldos de mis padres y un carrito que tenían entonces. Creo que conmigo sumaban dos o tres niños quienes tenían auto en casa, y eso era en ese entonces un privilegio. Y el tiempo siguió pasando y no dejé de ser “el ángel de Charlie”, ¡qué barbaridad! Y “Dios los crea y ellos se juntan” o algo así, porque en mi aula apareció otro Ángel de Charlie, claro que mucho menos popular que yo pero solo por el hecho de ser “más pobre” y menos brillante en las calificaciones. Y sí que hacíamos de las nuestras, hasta hubo romances, pero jamás entre él y yo, sino entre nosotros y otros niños del aula (muchos de ellos ahora me miran con recelo cuando nos cruzamos por las calles de la ciudad).

El tiempo fue pasando hasta que un día encontraron a mi “compañero” en actos bastante inapropiados con un buen grupo de niños, y yo no estuve por obra y gracia de Dios que nunca, nunca me desampara. Pobre de él, se le vino el mundo encima al pobre (yo como no estuve salí bien, librado), su padre lo castigó salvajemente, todo el colegio lo rió peor desde esa ocasión, en fin todo un escándalo que estoy convencido, marcó su vida por completo. Hasta ahora lo veo por ahí de vez en cuando y parece una persona “ida”, medio desentendida de la vida, muy, muy solo (creo que más que yo). Yo por mi parte, quizá por ser tan niño (tendríamos unos 9, 10, no más de 11), me desentendí del asunto y seguí haciendo mis fechorías por mi lado (no recuerdo si él volvió a las andadas conmigo, pero supongo que sí). Para muestra un botón: llegué a desnudarme y tener tocamientos súper calientes con dos niños (por separado claro está), aunque recuerdo que ellos no eran tan niños, porque a diferencia mía, en ese entonces ya tenían un poquito de vello púbico y unos penecitos fabulosos y excitantes, que hicieron quedar en ridículo al mío. Ahí terminó la primaria, yo seguí siendo el alumno brillante y muy popular, pero cada vez más gay creo…

Paralelamente en casa, ya mis papás se habían dado cuenta de muchas cosas, pobres de ellos, me imagino su sufrimiento y preocupación, es que era una situación tan rara y tan nueva para ellos, eran principios de los ochentas, en una sociedad tan conservadora como la provinciana del Perú… tengo remordimientos por haberles hecho pasar todo eso, no puedo evitarlo aunque estoy convencido que no era culpa mía. Lo siento tanto…

El problema más grave creo fue mi hermano, de hecho seguía sufriendo, y soportando comentarios y hechos que para un niño de su edad debieron significar toda una mole encima de sus hombros. Pienso que de alguna manera de odió y desde ahí por mucho tiempo, es que no era el hermano mayor que él hubiese deseado. Se empezó a construir un abismo entre los dos, un abismo que yo colaboré a acrecentar con mi posterior aislamiento y encierro personal.

Estoy seguro que si hubiese estado en otro ambiente o en otras circunstancias me hubiese convertido en una “loca total”, quizá hasta vestida de mujer y súper amanerado y todo eso. Felizmente eso no pasó. Pero luego llegó la secundaria, en otro colegio con características muy diferentes al anterior; ahora se trataba de un colegio en que la gran mayoría eran de un nivel socioeconómico mayor que el mío, además muy amigos porque venían casi todos de la misma escuela primaria, yo era casi como un desconocido y me encerré terriblemente en mi mismo, Dios mío, me aislamiento, que forma de encapsularse. Ahí empezó mi noche.

Para terminar por hoy, fui (y soy) feo, es decir, no agradable físicamente, entonces, eso colaboró a que las cosas fueran peor. Ya ustedes se imaginan.

Posiblemente a nadie le interese esta historia, pero como es mi blog, es casi seguro que la seguiré contando. Creo que me hace bien y quién sabe, encuentre así la receta o el antídoto a mi crónica enfermedad.