jueves, mayo 10, 2007

CÍRCULO VICIOSO


Hace poco puse en el blog un enlace a una interesante página donde una triunfadora mujer da constantemente consejos respecto a emprendedorismo, negocios, gente con espíritu batallador, formas mágicas sobre cómo conservar nuestro empleo, agradarle a nuestro jefe o resurgir como el ave fénix luego de cualquier derrota.
No sé a ustedes, pero pese a que me parecen lecturas valiosas, también me doy cuenta que es tan difícil aplicar esas recetas, tan difícil poner en práctica las fórmulas: una cosas es la teoría, otra la práctica.
A estas alturas de mi vida, hace unos minutos me volví a deprimir, volví a decaer anímicamente, ya me está pasando. La verdad es que he logrado muy poco, soy consciente que he sido un estúpido y he desperdiciado mucho tiempo, que hace unos años estoy cambiando el rumbo, que estoy empeñado en avanzar y prosperar, pero no sé si pueda lograrlo, ¿qué hay de malo en mí?. Qué tan incompetente puedo ser para no haber logrado nada importante, otros sin mayor esfuerzo lo han hecho: carro, casa, dinero, familia, amor; sin haberse esforzado mucho. Donde vivo, en mi ciudad natal hay muchos y muchos ejemplos de eso y yo que trato de enmendar, de lograr algo de ese anhelado éxito, no consigo nada, y temo estar arando en el mar, en hacer cosas que en la actualidad me cuestan tanto, pero con la terrible posibilidad que no me den mañana ningún rédito.Parece que el fracaso me llama, que esta vida tan llena de insatisfacciones no me quiere dejar. Leo, escucho, me preparo, trato de cambiar, de imitar a gente de éxito, a gente que ha logrado mucho con poco, pero ¡no me sale! Y Dios (creo en él) es testigo que lo estoy intentando. ¿Somos realmente arquitectos de nuestro propio destino? Alguien que me dé un tip (uno más).

miércoles, mayo 02, 2007

SÓLO UNA PALMADITA


Las personas necesitamos de un aliento, un “empujón anímico” para seguir adelante, de una motivación para saber que lo que hacemos lo podemos continuar, lo podemos llevar a cabo, porque nuestra gente nos respalda.
Pero, qué poco común es eso en nuestro medio, es acaso un razgo no modificable de la personalidad del peruano, no saber decir “felicitaciones”, “suerte”, “te deseo lo mejor”, “tú puedes”. Qué nos pasa, que sucede con nosotros que no podemos aplaudir y apoyar a los que nos rodean, qué tan difícil es para nosotros apoyar las inicitativas de nuestros compañeros, su afán de superación, su emprendedorismo.
La verdad que es una situación bastante deprimente, tal parece que es totalmente cierto aquél dicho popular “que el peruano es el peor enemigo de otro peruano”. Nos regocijamos muy poco (o nada) de los triunfos ajenos, no sé, quizá sea así en todo sitio y estoy haciendo una tormenta en un vaso de agua, pero lo siento así, muy poco apoyo moral, muy poca alegría por éxitos que no son nuestros sino del vecino, del “amigo”. Acaso esto no es un signo inequívoco de una cultura de la envidia que conducirá casi siempre al estancamiento en diferentes órdenes de la vida.
Lo sentí así, me desanimó, me dolió, me jodió, pero decidí seguir, pero no sé si siempre se pueda seguir pese a esto, no sé si todos estemos en la disposición de seguir “pese a”. Vamos amigos, “rompamos el hielo”, una palmadita en el hombro no le hace mal a nadie.