domingo, agosto 10, 2008

YO (PARTE I)


Hay muchas veces que he querido detenerme a penar acerca de mí, pero no lo podido hacer, nunca, de manera coherente y adecuada. Quisiera poderlo hacer, sentarme (como en este preciso momento lo estoy haciendo) y escribir algo real, serio, importante sobre mi persona.
Tengo a la fecha 37 años, ¡mal vividos!, porque de hecho no he podido hacer todo lo que he querido y todo lo que debería, simplemente porque no me he decidido y porque hasta hace poco (muy poco), mi vida ha estado marcada por el desvarío y la mediocridad, qué más da, así es, ya lo dije.
Sin embargo, cada vez que intento como hoy, reflexionar acerca de mi vida, me encuentro primero, con el sentido de mis valores, aquellos que marcan el rumbo de mis actos y que son positivos, son fuertes, pese a algunos puntos débiles, son los adecuados. Eso me tranquiliza, me da una paz interior que me fortalece, me enorgullece. Pero más allá de eso, hay poco, poquito, y nuevamente me preocupo y entristezco.
Entonces, soy una persona responsable, íntegra, luchadora, disciplinada, confiable, amorosa, muy respetuosa. Pero, tímida, introvertida, con una preocupante incapacidad de relacionarme con todo tipo de personas; situación que ha sido determinante para no haber logrado, a estas alturas de mi vida, cosas que otros alcanzaron fácilmente.
Ahora que me he puesto a pensar en esto, creo que mis valores no siempre han estado en relación a mi forma de comportarme, no siempre he sido coherente, es más, creo que en gran parte de mi vida ha existido incoherencia, lo que ha logrado que muchas personas no se formen un concepto cabal y claro de mí. Esto puede haber sido uno de los motivos por lo que me haya formado malos hábitos que me están costando mucho cambiarlos y manejarlos.
Decía ser responsable y muchas veces falté al trabajo por el hecho de haber bebido de más, decía ser una persona respetuosa y no siempre honré la casa de mis padres adecuándome a sus normas, decía ser un luchador pero no podía ponerme objetivos y enfrascarme en su logro, decía ser disciplinada y me era casi imposible cumplir con un horario de estudios. En fin, son tantas las cosas negativas que ¡estoy dejando atrás!, sí señor, las estoy dejando y me siento feliz por ellos. Soy perfectamente consciente que aún me falta mucho, que estoy empezando, que el tiempo nunca perdona y avanza y avanza sin escuchar nada; pero soy diferente, mejor que ayer, estoy emocionalmente más fuerte, más maduro, con ganas de hacer y progresar y dejar hacer y ayudar a hacer.
Creo que la madurez es signo de crecimiento, y estoy creciendo, me siento mucho más fuerte que hace 10 años, cuando tenía hermosos 27. Pero de hecho, esa madurez, no necesariamente tiene correlación con la edad, yo, a eso 27, por ejemplo, tenía la madurez de un desorientado de 14, y no exagero. Mientras otros, conocidos míos, a los 27 tenían la madurez de un hombre de 27, o más… y claro, ahora se ven los resultados. Sin embargo, más vale tarde que nunca, me siento como un corredor de fondo, que sabe que es uno de los mejores, sin embargo, salió rezagado y está haciendo todos los esfuerzos para tomar el grupo de élite, de los de adelante, los más rápidos y fuertes, y sabe que lo logrará, porque tiene las suficiente capacidad para hacerlo, porque es ya maduro, porque tiene los suficientes valores y las suficientes virtudes para lograr ese ansiado objetivo.Ese soy yo, lo sé, estoy motivado aunque un poco asustado. Sigo ahí, yo puedo, lo estoy demostrando… y lo principal es que lo creo.