
Y trato de llenarlo con variedad: trabajo, deporte, estudio, licor (mucho licor, a veces), pero no se va, o se oculta intimidado pero vuelve, siempre está ahí.
No sé qué sienta al final, quizá me acostumbre, no lo quisiera. Posiblemente las cosas sean así por algo, mientras tanto sigo, tratando de esquivar su fiereza, fuerza, ímpetu y soberbia, pero no lo logro del todo. Estoy a punto de decirme a ejercer una "ética del vacío personal" (¿qué escribí?).
Quisiera postear anécdotas, cosas simples y bonitas como lo hacen otros, pero no me deja, o no me decido, no sé, pero es que lo tengo tan cerca, en la cabeza, el corazón, la vista, el sexo...
2 comentarios:
Tal vez parezca majadera pero yo creo que uno es el gestor de su propio bienestar, de su destino y en este caso de sus vacíos. Todo está en tí, sólo tú puedes llenar los vacíos del alma y no dejar que te consuman.
Cariños.
Porque no veamos el aire que contiene el vaso, no podemos pensar que está vacío. Existen millones de partículas visibles con "otros ojos". Y tb podemos pensar que si está vacío es porque está ahí para llenarlo!!!!!!!!!
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