
Si alguien alguna vez lee esto (lo dudo tanto), seguramente concluirá que soy un irresponsable e incapaz de asumir una obligación, trazar metas y avanzar en su consecución. Posiblemente haya mucho de eso, pero qué significa tener, aunque muy escondida “la voluntad” de hacer y trabajar.
Creo que el problema radica en la falta de esa capacidad planificadora. Acaso si planificáramos nuestras vidas podríamos tener éxito… por lo menos a nivel organizacional eso nos dicen Druker, Robbins o Chiavenato: “planificar es vislumbrar el futuro hoy… e idear formas para alcanzar ese mañana”. Estoy seguro que en mi país y en mi cultura muy pocos hacen eso, hay muy poca calidad en el trabajo que nos planteamos hacer. Queremos hacer cosas y empezamos a hacerlas pero con un desorden tal, que sería digno de ser estudiado en las mejores universidades, porque al parecer acá hay una nueva “filosofía de gestión”.
Es un hecho que si no cambiamos, si no probamos hacer otra cosa, al estilo de Druker, Robbins o Chiavenato, será muy difícil que comprobemos si otras maneras de hacer nos podrían proveer de mejores resultados. Pero los obtenemos, en ocasiones estos son buenos y es así que nos conformamos; no nos decidimos a poner en práctica lo que esos exitosos autores nos proponen, tenemos sus recetas en la cabeza (planifica, organiza, dirige, controla), pero no las llevamos a nuestro quehacer diario… ¿qué pasaría si lo hacemos?Quiero planificar mi vida, planificar mi trabajo, planificar mi tesis… les cuento si lo logro, si Druker y compañía entran en mi vida y quizá logro ese escurridizo “éxito”.
Creo que el problema radica en la falta de esa capacidad planificadora. Acaso si planificáramos nuestras vidas podríamos tener éxito… por lo menos a nivel organizacional eso nos dicen Druker, Robbins o Chiavenato: “planificar es vislumbrar el futuro hoy… e idear formas para alcanzar ese mañana”. Estoy seguro que en mi país y en mi cultura muy pocos hacen eso, hay muy poca calidad en el trabajo que nos planteamos hacer. Queremos hacer cosas y empezamos a hacerlas pero con un desorden tal, que sería digno de ser estudiado en las mejores universidades, porque al parecer acá hay una nueva “filosofía de gestión”.
Es un hecho que si no cambiamos, si no probamos hacer otra cosa, al estilo de Druker, Robbins o Chiavenato, será muy difícil que comprobemos si otras maneras de hacer nos podrían proveer de mejores resultados. Pero los obtenemos, en ocasiones estos son buenos y es así que nos conformamos; no nos decidimos a poner en práctica lo que esos exitosos autores nos proponen, tenemos sus recetas en la cabeza (planifica, organiza, dirige, controla), pero no las llevamos a nuestro quehacer diario… ¿qué pasaría si lo hacemos?Quiero planificar mi vida, planificar mi trabajo, planificar mi tesis… les cuento si lo logro, si Druker y compañía entran en mi vida y quizá logro ese escurridizo “éxito”.
4 comentarios:
es bueno Planificar en cosas puntuales, pero no podemos planificar cada paso que damos, simplemente es una ridiculeza tratar de hacerlo.
Saludos
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Yo soy planificador por circunstancias de la vida. Mejor dicho, soy parte del equipo que planifica la salud en este país. Por mi propia experiencia sé que planificar es un ejercicio que quiere organizar las rutas del futuro pero que nunca acierta. Ni puede. Nos decimos: en tanto tiempo vamos a llegar a tal punto. Por diversas razones, la mayoría de ellas misteriosas, los acontecimientos se desvían de lo programado, tanto en cantidad como en calidad.
Entre las razones conocidas de los desvíos, el ejercicio del poder yo diría que es el principal. En segundo lugar, la miseria humana, la escasez, la dejadez al hacer las cosas por muy importantes que las bocas proclamen la conveniencia. Pero las razones que no podemos prever, el azar, son las más enriquecedoras. Parecen estar hechas de la misma materia que está hecha la vida.
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